lunes, 14 de febrero de 2011

En extinción bodas tradicionales en San Juan Mixtepec

San Juan Mixtepec, Oax.-Las bodas tradicionales en San Juan Mixtepec que significaban fiestas en las que participaba toda la comunidad, ahora están en extinción debido a los altos índices de migración y pobreza que sufren las 71 comunidades del municipio.
Uno de los principales factores es la drástica disminución en la entrada de remesas a la región a consecuencia de la crisis económica en Estados Unidos que provocó que miles de migrantes mixtecos perdieran sus empleos.
La baja en la circulación de recursos, ahora ha ocasionado cambios en las formas de vida de la población, provocando que tradiciones y costumbres corran en riesgo de perderse como es el caso de las bodas, un ritual que refleja la cultura e identidad de un pueblo.
Las bodas tradicionales disminuyeron 80% El coordinador de la Red Internacional de Indígenas Oaxaqueños (RIIO) Adolfo Gómez Hernández señaló que la disminución en la entra de dinero a la zona, a consecuencia de la escases de trabajos, así como por la desconfianza que han provocado los fraudes cometidos por cajas de ahorro en la región, ha ocasionado que muchas de las costumbres que representaban alegría y fiesta en la comunidad, ahora se pierdan.
“Antes del fraude y de la crisis en los Estados Unidos, en San Juan Mixtepec mínimo en el periodo de noviembre, diciembre, enero y hasta febrero, antes del carnaval de Mixtepec, se llevaban a cabo entre 50 y 60 bodas en ese lapso de tiempo y se llegaban a gastar cientos de miles de pesos”, explicó.
Manifestó que actualmente, en el mismo periodo, se celebran de 10 a 15 bodas de la forma tradicional, pues la mayoría de los habitantes ahora opta por celebrar sus casamientos de manera sencilla y sólo mediante el trámite civil.
“En una boda pues se podría llegar a invertir de 200 a 300 mil pesos y ahora hay una disminución del 70 a 80 por ciento, ahora por ejemplo en varias comunidades se escucha de una boda dos años, cada tres años”, dijo el coordinador de RIIO.
Señaló que la pérdida de la tradición no sólo significa un quebranto para su identidad cultural, sino también graves afectaciones económicas.
“Esas inversiones significaban un gran circulación de recursos para los comerciantes, por ejemplo el que se va a casar tiene que comprar muchos condimentos que lleva la comida tradicional de San Juan Mixtepec, que el mole, el mole oaxaqueño, se compran por cientos de kilos de chile y no de uno solo, sino de tres o cuatro tipos de chile, entonces en San Juan Mixtepec se hacía inversiones enormes”, relató
Explicó que hasta hace unos años, en la comunidad llegaban a invertirse 10 millones de pesos, dinero que mantenía viva la actividad económica de la zona.
“Se beneficiaban los comercios de refrescos, de cervezas, claro son malos vicios algunos, pero era parte de la pachanga, hasta los grupos musicales se beneficiaban porque tenían tocadas allá, por acá y había circulación de dinero, ahora andan ofertando su trabajo los grupos y no hay ni por donde, esto es bastante grave porque afecta a todos”, explicó.
La tradición que muere Los preparativos comienzan cuando el soltero avisa a sus padres que se quiere casar y que ha elegido a una mujer, reúne a su familia y ésta avisa a sus padrinos y madrinas, compadres, comadres y amigos, y se busca a aun embajador para arreglar el matrimonio.
El embajador o parangonero, que también puede ser una mujer, es una persona muy respetada que se ha preparado durante años para dominar los oficios de invocar los orígenes comunitarios y del linaje de sus representados, decirla en tsa'vi o parangón, en la más alta tradición oral, y concertar el vikó tanta'á o fiesta de boda. La comitiva que pide en matrimonio ofrece mole, carne, tortillas de distintos colores, aguardiente, cervezas, brandy y refrescos, para concertar nuevos encuentros. La gran celebración Llegado el día, desde la madrugada los cohetes comunican el evento. En tanto el linaje del novio acude a la casa de los padrinos y juntos van por los parientes y familiares de la novia, y se continúa con los rituales y parangones, asimismo los novios se preparan.
El fuego que la jovencita mantuvo encendido en la choza de sus padres mientras crecía y aprendía los quehaceres de su género, en breve se apagará. Los músicos tradicionales de violín y guitarra que han traído el padrino y la madrina comienzan a tocar Nuú ni nta'va ñu'u ("Cuando el fuego se apaga"). Bailan la partida de la novia y los demás son incluidos. Sus padres y padrinos la despiden ante el altar de su casa, apagan el fuego, cierran las puertas y todos se van al templo parroquial. La boda por la iglesia es un paso dentro de todo el proceso ritual comunitario. En la ceremonia mixteca también se hacen marido y mujer en la reunión con las familias, cada una con los patriarcas de cada parentesco y sus parangoneros. Una de los principales rituales que caracteriza a las bodas tradicionales de San Juan Mixtepec es el encendido del fuego del hogar, que se alimenta con leña traída de las montañas, durante la ceremonia, la cual dura dos días. Una fiesta de flores Con el humo del copal se ahuyenta a los entes malignos y se delimita el territorio de la celebración, incluyendo la gran cocina. Los padrinos y los novios pasan con la servilleta y con una jícara de agua para purificar el compromiso de unir a los linajes, formados en tres filas. Los músicos comienzan a tocar el tradicional vals Yaá iat o Música de la Flores, que inician el intercambio de ellas para hacerse compadres y comadres. Los cohetes explotan, mientras el aguardiente y el tepache comienzan a circular entre los nuevos compadres para brindar por los recién casados, y cuando todos han ocupado un lugar en las mesas para el festín, los músicos inician el Yaá ko’ó o Música de Platos. Los cohetes avisan que la fiesta continúa; habrá comida, bebida y baile al día siguiente. Los novios estrenan la ropa que les han regalado sus padrinos y, como preámbulo del final, son llamados ante el altar del nuevo fuego. Ahí reciben consejos y buenos deseos.
Disminuye retornó de migrantes
Igabe
San Juan Mixtepec, Oax.-El regreso de migrantes a las comunidades de San Juan Mixtepec, ha disminuido en casi el 50 por ciento, lo que han dejado también colapsada la actividad económica de la región. El coordinador de la Red Internacional de Indígenas Oaxaqueños (RIIO) Adolfo Gómez Hernández señaló que luego de la crisis económica y la militarización de la frontera con Estados Unidos, una de las consecuencias fue que los paisanos ya no regresen a sus tierra.
Detalló que cada año más de 30 migrantes retornaban a cada una de las comunidades, mientras que este año, fueron aproximadamente 10 personas las que regresaron para encontrarse con sus familias.
“Los que más sufren son las esposas, los hijos, los papas porque ellos extrañan a su familia y esto trae consecuencias graves, muchos tíos anhelan ver a sus hijos que no ven desde haces dos o tres años, a sus hijas, algunos quieren ver a sus nietos, pues ya son ancianos y se quedan nostálgicos”, dijo.
Manifestó que la situación incide en muchos aspectos, como es el económico y social, lo que poco a poco, va cambiando las formas de vida de la región. “En el aspecto económico golpea mucho, no sólo a San Juan Mixtepec sino en toda la región, pues al no retornar muchos migrantes, pues hay menos circulación de recursos para los grandes distritos que nos rodean como el distrito de Tlaxiaco, de Juxtlahuaca, de Huajuapan, el distrito de Putla”, concluyó.